miércoles, agosto 21, 2013

Cómo hacen las plantas para defenderse de un heavy metal

Ni en sueños pensaba yo que empezaría esta nueva era del blog publicando entradas en dos días consecutivos, pero hoy me he encontrado esta nota de prensa en la web del Centro Nacional de Biotecnología y no he podido resistirme a reproducirla (con algunas pequeñas ediciones mías). Porque me parece un trabajo muy interesante, y sí, porqué no, por ayudar a difundir el trabajo de unos colegas.


El arsénico es un metaloide, y se suele incluir dentro de los denominados metales pesados (de ahí la gracieta en el título de esta entrada). La presencia de arsénico en la naturaleza debido a las erupciones volcánicas ha sido una de las amenazas más importantes para el desarrollo de la vida en la tierra. Hoy en día el arsénico presente en los suelos puede disolverse en las aguas subterráneas, exponiendo a los organismos a uno de los carcinógenos más potentes que se conocen. De hecho la exposición a arsénico es responsable del mayor envenenamiento masivo que ha sufrido la humanidad en toda su historia.
En plantas, la tolerancia al arsénico es esencial para su supervivencia ya que la forma química más abundante en la tierra (el arseniato) guarda una gran similitud con el fosfato y las plantas lo incorporan fácilmente a sus células a través de los transportadores de fosfato. En el CNB, el grupo dirigido por Antonio Leyva estudia las bases moleculares de los mecanismos de percepción de arsénico en plantas con el fin de identificar y desarrollar plantas que eviten la exposición de este carcinógeno a los seres vivos.
En este trabajo, merecedor de un comentario especial por parte de los editores de la revista Plant Cell, el grupo de Leyva ha descubierto que cuando las plantas detectan el arseniato impiden de forma inmediata su captación mediante la represión y deslocalización del transportador de fosfato. Este sistema está controlado mediante la acción de una proteína represora conocida como WRKY6. 
En colaboración con otros dos grupos del CNB, han podido además descubrir que el arseniato provoca la activación masiva de transposones, unos elementos del ADN móviles capaces de “saltar” de un sitio a otro del genoma en respuesta a estrés y por tanto actuar como agentes mutagénicos. Una activación que también está controlada por el represor WRKY6. 
Estos resultados indican que las plantas poseen un mecanismo de percepción del arseniato que controla la activación de transposones y la incorporación del arseniato. Todo ello proporciona un sistema integrado de tolerancia y de estabilidad genómica.

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